—Traigo nuevas que os tocaran, a ser vos como antes erais, todas las fibras del alma.
Nos envía al de Alençon,
con dos mil caballos, Francia;
nuestro príncipe Mauricio
viene con gente de Holanda
y ocuparon ya de Amberes,
sin resistencia, el Alcázar;
Inglaterra, con su reina,
fleta naves que nos valgan;
con que ya somos Europa…
—¡Y ella sigue siendo España!
—¿No cede?
—¡Jamás! Llamó todos los Tercios
de Italia,
y a esas horas estas sendas
negrean ya con sus lanzas.
* * *
¿No lo veis…?
¡Exijo que le aclaméis…!
en su mano
brilla un cetro soberano:
es de España, es castellano.
* * *
Sois bravo, ésta es tierra extraña:
no olvidéis, cuando en su saña
la vida una carga os sea,
que morir en la pelea
es morir dentro de España
* * *
Haz tus manos a llevar [Juan de Austria]
la mitad de los empeños
que él [Carlos I de España y V de Alemania] quiso entregar al mundo
y en el mundo no cupieron;
piensa que te ha dado, al darte
sangre suya, en don de fuego,
con el regalo del nombre,
la obligación de los hechos;
no olvides que los linajes,
si toman carne en el cuerpo,
sólo el alma es quien al cabo,
les viene a poner el sello;
piensa que eres agua, y cauce
donde correr, su recuerdo;
que eres fuerza, pero de él
partió el impulso primero;
que los hijos de los padres,
si toman el pensamiento,
sea arman para continuar
la obra de Dios en el suelo.
* * *
¡Si habéis de morir, y muerto,
en esta tierra os quedaréis,
tenedla vos por el Tercio,
que el Tercio vendrá al rescate!
¿Que mientras cenizas vuestras,
dando en ella, la consagren,
unidos en vos serán
sólo un reino España y Flandes!
* * *
El capitán, que ha querido
tomar un fortaleza,
y en lo más recio ha caído
con el corazón partido
¡por no volver la cabeza!
* * *
No os preguntarán por mí,
que en estos tiempos a nadie
le da lustre haber nacido
segundón de casa grande;
pero si pregunta alguno,
bueno será contestarle
que, español, a toda vena,
amé, reñí, di mi sangre,
pensé poco, recé mucho,
jugué bien, perdí bastante,
y, porque esa empresa loca
que nunca debió tentarme,
que, perdiendo ofende a todos,
que, triunfando alcanza a nadie,
no quise salir del mundo
sin poner mi pica en Flandes.
* * *
¡Por España, y el que quiera
defenderla, honrado muera;
y el que, traidor, la abandone,
no tenga quien le perdone,
ni en tierra santa cobijo,
ni una cruz en sus despojos,
ni las manos de un buen hijo
para cerrarle los ojos!